por
Ana Alejandre
Como me gusta leer y releer noticias en la hemeroteca,
pues siempre hay verdaderas
"perlas" que nos ofrece la realidad que
muchas veces parece pura ficción, hoy les traigo una noticia aparecida en la
prensa (El Mundo/Tecnologia/ 05/07/2012) que no tiene desperdicio alguno, según
el titular de la misma que reproduzco en este texto.
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Nalga robóticas |
Sí, querido lector, estoy de acuerdo con
lo que piensa: que esa parte del cuerpo, donde la espalda pierde su noble nombre, puede mejorar la comunicación no sólo de los humanos y humanoides, sino de los selenitas, marcianos (en caso de haberlos, lo que todo indica que sí) y hasta de los animales no racionales (¿es que hay alguno que no lo sea,
empezando por los humanos?) que ante tal parte corporal suelen perder el
sentido (el del ridículo, también), la compostura y, en muchas ocasiones, la
vergüenza (en el caso hipotético de tenerla, lo que es mucho suponer en los
tiempos que corren).
Pero vayamos al grano, o sea, al culo (con perdón): resulta
que el inventor japonés Nobuhito Takahashi, creador de este robot cular que
lleva el nombre de "SHIRI" (culo en japonés) y que es capaz (el
robot-culo, no el culo del inventor, que eso ya se supone) de responder a toda clase de estímulos
agradables como una caricia y desagradables como puede ser un azote -aunque también depende de quién los dé, todo
hay que decirlo-, con reacciones físicas visibles.
El creador de tan singular robot tiene sólo 24 años (no
es extraño, por tanto, que haya elegido esa
parte del cuerpo como fin de la investigación), afirma que su invento puede ser
utilizado para desarrollar respuestas para otras partes del cuerpo de un
humanoide, especialmente la cara, para así conseguir una mayor y más perfecta
comunicación no verbal.
El inventor, estudiante de comunicación electrónica en la
Universidad de Tokio, afirma que eligió las nalgas como modelo para construir
su robot porque su mayor superficie es más idónea para poder mostrar las
respuestas visibles a los estímulos aplicados, ya que ha dicho sin que se le
mueva el flequillo: "Quise utilizar
el culo para reflejar emociones como el miedo, la alegría o la relajación",
Los
robots son ya capaces de comunicarse por voz con un realismo sorprendente, en
ocasiones, pero carecen de forma notable de recursos para comunicarse de forma
no verbal y no pueden expresar, a través de reacciones físicas visibles, las
distintas emociones que son muy importantes en la comunicación humana, como son
los gestos, miradas, etc., por lo que Takahashi espera que su invento pueda ser
fundamental para ampliar las capacidades comunicativas robóticas.
Para conseguir ese fin, el mencionado inventor intenta
conseguir que el robot-culo muestre miedo aplicándole unos azotes en las nalgas
artificiales de su invención, porque el miedo es una emoción muy fuerte y expresiva
que surge inmediatamente al advertir la causa que lo produce como puede ser recibir un golpe. Las nalgas robóticas responden al golpe con temblores,
al contrario que el bamboleo lento que tienen en su estado inicial de reposo y que
demuestra relajación.
El inventor de este peculiar robot afirma que, si se
pudiera aplicar esta tecnología a los robots humanoides convencionales, quizás
pudieran así adquirir estas máquinas la capacidad expresiva de emociones
suficiente para comunicarse con los seres humanos. Por ello, esta invención se
puede considerar que es un hallazgo fundamental y que señala un avance en el
futuro de la comunicación no verbal en androides.
Al leer esta singular noticia, he comprendido porqué el
marido de mi amiga Trini -de la que ya les he hablado, amables lectores-, mira
con tanta atención al culo (con perdón) de toda fémina que se encuentra por su
camino y que esté de buen ver, -aunque el "mirón" en cuestión tiene
gustos muy amplios y plurales porque no hay mujer a la que no le mire dicha
parte trasera-, pues debe buscar en esa noble zona las señales, con su mirada
experta, de si existe o no posibilidad de comunicarse con la dueña de las
nalgas miradas y admiradas, las que le hacen saber de antemano si es receptiva a
las señales admirativas de su mudo admirador a quien, en esos momentos, le
interesa más una comunicación no verbal y más física.
Por supuesto, eso no se lo puedo decir a Trini, porque me
temo que, a partir de entonces, iba a comprobar su marido la gran capacidad
expresiva de emociones que tiene su mujer sin tener que mirarle las nalgas,
imposibilidad fáctica de hecho, ya que es difícil mirarle el trasero a quien va
detrás del admirador de nalgas que, a su vez, va corriendo delante para poner
las suyas a buen resguardo.