31/7/15

Hombres muy bestias



            Hay  hombres que  llevan a la práctica y de forma literal cualquier idea o proyecto, como es el caso del alemán, Der Juli, así se llama el protagonista de esta historia con tintes tragicómicos, aunque a su exesposa no creo que le haya hecho ninguna gracia, pero sus actos le han convertido en famoso en las redes sociales,.
            Pues vayamos al meollo del cogollo, es decir, al asunto: el tal Der Juli se había separado de su esposa recientemente y tenía que dividir con ésta las pertenencias comunes, por lo que, ni corto ni perezoso, se dijo pues ”vamos a ello”, y con una sierra radial cortó por la mitad misma, mismamente, los objetos a dividir con su exmujer: la cama de matrimonio que era de metal, un coche Opel Corsa, un sofá y varios artilugios electrónicos, entre los que se contaban un iPhone y un ordenador. Y no contento con tal proeza pensó que podría sacar algunos eurillos a las mitades, “sus” mitades, de tales objetos antes compartidos, y los puso a la venta en el portal de subastas de Ebay, para así aliviar la pena producida por la pérdida –la pérdida de tales objetos, no de su esposa que parece haberla asumida con paciencia y resignación y un pelín de mala uva, bueno más que un pelín se podría decir que con  toda una cabellera como la de Sansón en versión virtual y enrabietada-, y, además, para mayor recochineo le dejó una nota a su ex en la que decía: "Gracias Laura por 12 hermosos años. De verdad, te mereces tus mitades; saludos también a mi sucesor”. Ahora se comprende mejor lo de la mala uva y la rabieta, quizás por no haber podido también cortar por la mitad a su “sucesor”.
            Hasta aquí la noticia escueta que hace estremecerse a cualquier lector pensante y atento al dato que se imaginaría lo que podría haber hecho tal individuo en su afán salomónico de hay que darle a la “parienta” lo que es suyo que es la mitad de lo que tenían en común, si por esas casualidades de la vida hubieran tenido hijos comunes en su afán divisor y justiciero. No quiero ponerme trágica porque el asunto tiene posibilidades de serlo o haberlo sido. No sería el primer caso –en España en este año ya han muerto ocho niños a manos de sus padres para no dejárselos a las madres después de la separación-.. Con sujetos que se lo toman todo a la tremenda y al pie de la letra hay que tener cuidado. Lo mismo sucedería –en el peor de los casos que estamos suponiendo-, con el perro, gato o periquito que tuviera el matrimonio y hubiera que repartírselo entre los dos. La cosa pinta feo, pero feo, más feo que un bizco bebiendo vinagre.
            Y aquí cabe preguntarse si estos especímenes humanos del género “macho” que tienen tan mal perder y peor pagar -por lo que están dispuestos a las mayores “proezas” antes de cumplir sus obligaciones de dividir el haber común con la “exparienta”-, tienen ese instinto divisor y justiciero porque es otra expresión del mismo instinto que lleva a muchos supuestos hombres y bestias ciertas a matar a su exparejas porque no están dispuestos a ser abandonados por quienes huyen de sus palizas, malos tratos, vejaciones y sevicias y buscan en otra relación lo que no encuentran en la que mantienen o mantuvieron con el “macho alfa” de sierra radial en funciones. La matan antes de que su sucesor en el cargo pueda disfrutar de esa mujer a la que consideran suya y a la que, una vez anunciada por ella su abandono, deciden matar para que su instinto de posesión alienante no  sea burlado y que ella no pueda rehacer su vida al lado de otro hombre menos bestia y más humano.
 “La maté porque era mía”, dice esa terrible frase que en España durante siglos servía de coletilla para justificar por parte del asesino la muerte de su mujer, en una declaración fatal que ponía al descubierto la terrible realidad de una sociedad que vería con indiferencia el rosario de muertes de mujeres a manos de sus maridos, novios o amantes, y que aún cada año deja una terrible cifra de decenas de muertas por la simple sinrazón de que cada una de ellas era  “propiedad” del hombre que les dio muerte, ante la impotencia de una sociedad muda y ciega que ahora parece querer salir de su letargo ante el continuo desfile de mujeres asesinadas.
El alemán que dividió con la radial todas las pertenencias comunes del matrimonio puede ser un primer aviso de que quien está dispuesto a partir todo por la mitad porque era “suyo” y con el único propósito de que su mujer no reciba nada que le pueda ser útil, está dando un ejemplo ante otros muchos sujetos igual de alienados de que una sierra, como objeto útil para ejercer la violencia o cualquiera otro, puede ser la solución para enfrentar un divorcio o una separación, sobre todo para recobrar la autoestima, esa a la que le ha hecho pupa el abandono de su ex que ha preferido irse con otro hombre que sepa y quiera compartirlo todo entero y sin divisiones traumáticas, empezando por la propia vida en común y sus muchas concesiones, generosidad y comprensión que ello conlleva.
De esto hemos estado hablando mi amiga Trini -a la que ya conocéis, simpáticos lectores-,y yo esta tarde, pues estaba muy preocupada porque su marido hace uno días había comprado una radial, con la excusa de que iba a hacer no sabe qué labores de bricolaje aunque no es nada aficionado a ello, y  todo ha sido a raíz de que ella le había dicho días antes, en plena discusión,  que si no era más comprensivo con sus gastos, porque es un tacaño, terminaría divorciándose. Me ha preguntado varias veces preocupada ¿tú crees que…?

Por si las moscas, le he aconsejado que procure no volver a hablarle de divorcio y que cuando estén enfadados ponga tierra de por medio con cualquier excusa. Todo antes que pasar a formar parte de la negra estadística. Y es que algunos hombres pueden llegar a ser muy burros, y el marido de mi amiga ya pega demasiados rebuznos y alguna que otra coz de aviso y como dice el refrán: “cuando el burro mueve oreja, resguárdate bajo teja”.